El Expreso Carmesí

Porque el Sevilla FC va como una locomotora, arrasando cuanto encuentra a su paso, arrastrando vagones repletos de ilusión que como por arte de magia hacen de empuje cuando el motor se viene por momentos abajo en sus revoluciones.

Buena cuenta de ello pueden dar Atlético de Madrid, Valencia y Zenit de San Petersburgo, quienes intentando frenar en seco a nuestro Expreso Carmesí por tres veces en ocho días (por cuatro veces en 12 días si metemos al Mallorca) han visto pasar como un rayo blanco y rojo al equipo sevillista, como si el demonio les persiguiera a la hora de correr y derribando a base de saber hacer aquellos castillos en el aire que sus contrincantes se fabricaban.

Magníficas sensaciones que despierta este equipo en el año más importante de su historia, en la temporada de Liga en la que nuestro club ha cumplido CIEN años de vida cogiendo como referente la inscripción de sus estatutos en el registro civil de la ciudad de Sevilla. Como debe ser, por derecho, porque aún conociendo la existencia de nuestro club hasta veinticinco años antes de su registro formal, su fecha de nacimiento se toma como hay que tomarla, que no es otra que cuando se firma y se sella la documentación que lo acredita. Como hacen los que no tienen por qué esconder nada. Como hacen aquellos que se visten por los pies. Como hemos hecho siempre los sevillistas.

Y los partidos se suceden, no paran.

El próximo rival, próxima víctima espero, viene en la competición de Liga dentro de tres días. Otra vez tres días. Parecen pocos entre uno y otro partido ¿verdad?. Pues ojalá que no pare el ritmo de aquí al último que será en Liga contra el Real Madrid ese cada vez más cercano día del 14 de Mayo. Eso significará que hemos jugado la Final de Copa de la UEFA en Eindhoven a disputar el 10 de Mayo de este ya bendito e histórico año de 2006.

Partido a partido, poquito a poco, sin mirar más allá de donde hay que hacerlo, porque quien mira por encima del horizonte corre el riesgo de caer en un pozo.

El Expreso Carmesí continúa su camino, a ritmo endiablado.

Próxima estación, Heliópolis…