Devils Workshop

has been moved to new address

http://www.fjcarrasco.com

Sorry for inconvenience...

Installation (Wordpress Part): Click here to download Blogger To Wordpress 1-2-1 Redirection Sevilla FC... 100 Años De Pasión: Días felices

Sevilla FC... 100 Años De Pasión

En este blog se hablará principal y esencialmente del Sevilla FC, aunque en cualquier momento puedo salir por peteneras con lo más inverosimil, según me lo pida el cuerpo claro está. Si vas a opinar en algún artículo, no insultes ¿vale?, primero porque no publicaré el comentario y segundo porque, seguramente, te mande a...

Mi foto
Nombre:
Lugar: Sevilla, Sevilla, Spain

30 abril 2006

Días felices

Fueron largos los días previos, pero mucho más lo están siendo los posteriores.

El partido que todos estábamos esperando desde hacía muchos años tenía cita en Nervión un Jueves 27 de Abril de 2006, Jueves de Farolillos para más reseña, porque el destino quiso una vez más demostrar que la grandeza de la Ciudad y la de su Equipo de Fútbol tienen que ir cogidas de las manos por los siglos de los siglos.

El partido que todos estábamos esperando desde hacía muchos años se jugaba a las 21:30 horas de ese día tan grande para la Ciudad de Sevilla, la que nos presta su nombre para ser paseado por el mundo entero con orgullo y satisfacción de los que la habitan, contra el equipo alemán del Schalke 04.

Y el día llegó, y la hora del partido también, del mismo modo que tantos y tantos sevillistas llegados desde todos los lugares imaginables para copar todas y cada una de las butacas del Estadio Ramón Sánchez Pizjuán donde, a fecha de hoy, se sirve como si fuera fácil el auténtico y único Recital de Fútbol del Extremo Sur de Europa.

Esa noche, todos y cada uno de los operarios de esa Fábrica de Sueños instalada en pleno corazón del barrio de Nervión trabajamos codo con codo, sin desmayo, sin resuello.

Y el producto no podía ser otro.

El Sevilla FC pasaba por encima del cuadro teutón que tuvo la gallardía de ponerse delante de una máquina de ilusiones para intentar arrebatarle a los nuestros lo que por deuda histórica e historia deportiva nos pertenece.

Ya estamos en la Final.

Los nervios de los días previos se tornaron en alegría desmesurada. Los gatos escondidos en los estómagos de todos y cada uno de los que sentimos en rojiblanco salieron al exterior trasformados en querubines que nos susurraban al oído que ya pasó todo, que Eindhoven nos esperaba con los brazos abiertos y que la Ciudad de Sevilla nos brindaba esa noche sólo para nosotros.

Larga fue esa noche en la que los sevillistas nos negábamos a abandonar la alegría a su suerte. Una vez más, la teníamos en propiedad.

Las calles sevillanas acogían con una sonrisa en los labios los cánticos, palmas y silbidos que dejaban las bufandas y banderas al viento que generaban todos y cada uno de los sevillistas que nos íbamos camino de, por segundo año consecutivo, NUESTRA FERIA.

Otra vez más la Portada del Real fue testigo y cómplice de la Pasión Sevillista.

No podía ser de otra manera.

De nuevo el juguetón destino quiso que este año dicha portada representara a la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla para que todos y cada uno de los sevillistas pudiéramos pasar por debajo de ella como hacen los toreros que triunfan sobre el albero del coso taurino mundial por excelencia.

Que cosa más grande Dios mío.

En el Real brillaban más los ojos de los del lado deportivo feliz de la Ciudad que las decenas de miles de bombillas que colgaban de sus calles.

Miles y miles de sevillistas que tomamos el recinto ferial para instaurar una nueva forma de vivir la semana festiva más grande de la Ciudad bajo un único escudo símbolo de unión, felicidad, pasión, ilusión y fuerza.

La tarde siguiente me decía que iba a hartarme de reír con los payasos; tenía entradas para el Circo Mundial…

Nada más entrar, un elefante presidía la pista. Un elefante… es que eso es precisamente en lo que se ha convertido mi equipo, en un elefante deportivo, como sinónimo de grandeza. Una de las primeras funciones y un velo que cuelga desde el centro de la carpa. El velo no podía tener otro color; CARMESÍ. En él, un número de acrobacia en el que una persona se enreda una y otra vez, haciendo múltiples piruetas para deleite de los allí presente, sin llegar a tocar suelo jamás; cuánto me recordaba ese número a la función que se ve cada tarde de fútbol en Nervión sobre el graderío…

En cada acto se me antojaba ver alguna similitud con mi equipo. La belleza de los caballos, la fiereza de los leones, el dominio sobre el alambre, el control del espacio de tres motoristas metidos en una gigantesca bola metálica, la alegría de los payasos… pero sobre todo me hizo saltar las lágrimas las primeras palabras del presentador del evento, cuando antes de dar paso al primer número dijo “…VUESTROS SUEÑOS PUEDEN HACERSE REALIDAD”.

Llegué a pensar, ya en la mañana del sábado, que lo más grande de lo vivido los días anteriores habría menguado en su fuerza.

Estaba completamente equivocado.

Me di cuenta de mi error cuando me vi solo en medio de una caseta repleta de gente, con la mente en blanco (no podía ser de otra manera), con la mirada perdida, con los ojos brillantes como los días anteriores y con mis manos tocándome la nariz una y otra vez para tapar en la medida de lo posible esa lagrimita que se escapaba sobre mi mejilla.

Veo a mi compadre entre una multitud de cabezas que se acerca a mí desde la calle. El había llegado hasta allí sin saber el motivo que lo empujó a ello y regresaba al punto desde el que partió. Yo me afanaba en dar un trago largo al frío vaso de cerveza que tenía en las manos para excusar el estado de mis ojos. No hizo falta; mi compadre venía hacia mí como si me estuviera mirando en un espejo. Una única frase salió de su boca en cuanto se puso a mi altura: “QUE GRANDE TIO, QUE GRANDE…”

Nuestras mujeres, tras tantos años de complicidad, no tienen más que ver nuestros gestos o mirarnos a la cara para saber lo que pasa por nuestras cabezas. En esta ocasión, el abrazo entre mi compadre y yo fue comprendido por todo el que lo vio. Y como ese abrazo he visto yo cientos durante estos días de Feria, tanto posteriores como anteriores al encuentro histórico disputado en La Bombonera.

Para colmo, escribo estas palabras tras haberse disputado el encuentro en Anoeta entre la Real Sociedad y el Sevilla FC. 1-2 en el marcador al final de los noventa minutos de partido. Otros tres puntitos para el zurrón. Pero lo más grande no es eso, sino que este equipo sigue haciendo historia también en Liga; nunca había ganado el Sevilla FC en el Nuevo Anoeta, es más, hacía veinte años que no conseguíamos hacer allí lo que hemos hecho hoy.

Para redondear la semana, blanca como ninguna otra, nos encontramos en el sexto puesto de la clasificación, plaza europea por cierto, y nuestro más inmediato perseguidor se encuentra a cuatro puntos de distancia. A cuatro puntos de distancia incluso teniendo el Sevilla FC pendiente de jugar un partido que fue aplazado por la lluvia y que tendrá que jugarse el próximo 20 de Mayo contra el FC Barcelona. La Champions, hoy por hoy, y repito, con un partido menos jugado, la tenemos a seis puntos.

El fin de fiesta se presenta apoteósico. Y en la temporada de nuestro Centenario.

Dentro de pocos minutos se va a iluminar el cielo sevillano con los fuegos artificiales que anunciarán el fin de esta Feria de Abril.

Otro echo que hará recordarme algo sucedido en el punto y seguido del jueves pasado en el Ramón Sánchez Pizjuán.

Otro más.

Si ya decían por ahí que nos íbamos a acordar de este año…