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Sevilla FC... 100 Años De Pasión

En este blog se hablará principal y esencialmente del Sevilla FC, aunque en cualquier momento puedo salir por peteneras con lo más inverosimil, según me lo pida el cuerpo claro está. Si vas a opinar en algún artículo, no insultes ¿vale?, primero porque no publicaré el comentario y segundo porque, seguramente, te mande a...

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Lugar: Sevilla, Sevilla, Spain

12 febrero 2006

Cádiz 0 - Sevilla 4

No he estado en Cádiz.

En la vida hay prioridades, y una de ellas me ha hecho estar pasando el fin de semana en la playa con mi familia, en Huelva.

El partido lo he visto en un bar que da al exterior de la urbanización donde disfruto los fines de semana que el Sevilla juega fuera y donde paso los veranos con mi mujer y mis hijos. Lo que no he sabido hasta el día de hoy es el arte que había dentro de ese bar, “El Fogón de Carmela” que se llama.

Al comenzar el partido, malas sensaciones. El camarero, dueño del establecimiento, se muestra en contra del Sevilla, sin ofender, pero se muestra en contra. Me choca ver que alguien de fuera de Sevilla pueda estar en contra de unos colores que, a día de hoy, no influye para nada en el devenir del que yo pienso que es el equipo de este señor, el Recreativo de Huelva. Dos comentarios más me hacen falta para enterarme que el hombre es original de Cádiz. Casi ná. La tarde-noche prometía guasa.

Un “le vamos a dar como en la Copa”, dirigiéndose a un cliente habitual del bar, que defiende orgulloso los colores blanco y rojo de la capital andaluza, da paso a un diálogo directo y constante a quien escribe con el cliente y el dueño del bar, el gaditano. Un “ni tú eres de Cádiz ni ná” del cliente sevillón hace que el camarero, que estaba fuera de la barra y apoyado en ella viendo el partido, se meta para dentro, mientras el mismo cliente le decía “¿que vas, por el pedigrí?” refiriéndose al carné de identidad. Ni mucho menos, a lo que iba era a ponerse una copa. El pedigrí se le veía a legua.

Mientras tanto, el comentarista del canal de pago por el que estaba viendo el partido suelta una de esas frases que lo hacen “especial” entre la afición sevillista: “el Cádiz no puede entrar entre la maraña defensiva que ha montado hoy el Sevilla”. Me parecía estar viendo otro partido, porque el Sevilla tenía siempre arriba a cuatro o cinco jugadores presionando la salida del balón del Cádiz. Al cabo de cinco minutos, el comentarista vuelve a decir otra frase, esta vez invalidando inconscientemente la anterior: “el Cádiz tiene problemas para sacar el balón jugado desde atrás”. Esto me recuerda al día que una de mis cuñadas, tras decirme mi sobrino que tenía hambre a las once de la noche de un día cualquiera, me dijo que “es que el niño ha hecho una merienda-cena a las ocho de la tarde”. Yo me cago en las licencias alimenticias modernas. El niño o merienda o cena, cojones. Pues lo mismo ha pasado con el comentario de este pavo.

Al poco, el Sevilla marca el primero. Yo no quiero molestar y suelto dos gestos mudos de alegría, uno con los dos brazos arriba y otro sólo con el derecho. El camarero comenta que queda mucho partido mientras charlamos sobre el efecto que hace en los jugadores de los dos equipos los Carnavales por un lado y la Feria por otro.

Termina el primer tiempo y afortunadamente, después de dejarse ver por un gol anulado a Aitor Ocio totalmente legal y que pudo suponer el segundo del lado carmesí, es cuando me vuelvo a percatar que en el partido hay un árbitro.

El camarero me invita a una copa para hacer el descanso del partido mas ameno.

Comienza el segundo tiempo, las conversaciones en el bar se suceden al mimo tiempo que las jugadas en el Ramón de Carranza, y el Sevilla FC mete el segundo, que esta vez si que sube al marcador. La palabra en grito mas deseada en este mundo del fútbol vuelve a caer del lado sevillista. El mismo gesto mudo en mi persona, como el anterior, iba en contraposición con el que realizan el primer cliente sevillón junto a dos amigos más que ahora le acompañan.

El camarero entonces va y cambia el canal de televisión y pone Canal Sur, donde aparece la imagen de Zidane bajándose del autobús del Real Madrid, y entre risas en el bar el camarero comenta: “no sé yo que es peor, si esto o lo otro”, y vuelve a poner el partido. La guasa del gaditano sirve una nueva ración de risas.

Ahora el que invita a otra copa soy yo, mas que por un gesto de cortesía, un gesto de agradecimiento por el buen rato que estamos pasando.

Entre comentarios sobre los actuales candidatos para jugar la final de Copa del Rey, risas, copas y paquetes de rebujinas pasa el partido, y el Sevilla marca de nuevo. Esta vez, con permiso de la confianza que me va dando el dueño del bar y escondido entre las voces de aficionados sevillistas que han ido entrando en el local durante el transcurso del partido, suelto por fin un “GOL” sonoro. El camarero se dirige entonces a uno de los “cantores” y le dice: “mañana te vas a tomar las tostás en el As de Oros” (un bar que hay justo enfrente). Las risas continúan presidiendo el ambiente, y entre estas, el Sevilla FC marca el cuarto, dando por terminado el árbitro el encuentro, que por cierto, me vuelvo a dar cuenta que existe por el sonido del silbato, afortunadamente de nuevo, como en la primera parte.

El SEÑOR del bar “entrega la cuchara”, yo pago la roncha, y con un “hasta otra” que camuflaba un “GRACIAS” me voy del estableciemto.

Esta noche, entre Saviola, Puerta, Kepa, Kanouté, el camarero y la clientela del bar, voy a dormir a pierna suelta.

Espero que la guasa vivida en el bar haya sido efecto de la empatía con el graderío del Ramón de Carranza para darle en los dientes a aquellos que califican el partido de “alto riesgo” entre dos aficiones que más que nunca y a boca llena se puede decir que son hermanas.