Amenazas, informática y comunicados

El tema periodístico da mucho juego, demasiado diría yo, a todos aquellos que no nos conformamos con medias verdades o lo que es peor, presuntas verdades creadas en el subconsciente de alguno con la mala intención de crear una corriente negativa de opinión contra alguien o contra algo.

El tema más candente lo podemos vivir últimamente en nuestra ciudad, Sevilla.

Algún desaprensivo parece que le ha cogido gusto a esto de esconderse tras un texto sin firmar, lo que me parece cobarde y ruin, para arremeter contra un compañero de profesión a base de amenazas impropias de personas con un nivel cultural y cívico como el que se le presume a este amenazador. Otra cosa es que lo haya perdido o que nunca lo haya tenido, pero en principio se le presupone.

En la última amenaza, y primera dada a conocer por el amenazado tras llevarlas sufriendo varios meses, el cobarde amenazador de turno esconde su rencor, frustración, odio, mala sangre... en unos hechos ocurridos el verano pasado en el Sánchez Pizjuán. Entonces, un grupo de aficionados sevillistas pusieron en aprietos y alguna que otra mano encima a algún que otro “periodista” de esta ciudad, motivados (en ningún caso justificado) los primeros por la crispación creada por estos últimos en el sevillismo por sus comentarios malintencionados a través de las ondas radiofónicas. Estos hechos ocurrieron una mañana de un día de verano. En la tarde de ese día se reunió la Asociación de la Prensa Deportiva de Sevilla, y en la mañana siguiente se dio lectura a un comunicado redactado por dicha Asociación contra el Sevilla FC.

Los hechos que nos ocupan hoy son muy diferentes. Ahora no son aficionados los que amenazan o agreden a un periodista, no. Ahora es un periodista el que amenaza con la intención de agredir a un compañero de profesión. Repugnante ¿no creen?. Uno de aquellos que fue parte en el famoso comunicado, hoy se coloca del lado de los que motivaron el escrito. Aunque en este caso hay que matizar que, en su día, los “aficionados violentos” fueron a cara descubierta, cosa que no hace el ínclito personaje de hoy. Este último se parapeta tras un nick que tiene la fuerza suficiente de ocultar su verdadera identidad hasta el día que el juez de turno que lleve el caso dicte sentencia. Entonces conoceremos todos el nombre y apellidos de este personaje, que por otro lado, ya me atrevo a pronosticar hoy que no nos cogerá por sorpresa a más de uno.

Y todo este dolor de cabeza que se ha buscado el amenazador por no querer gastarse 15 euros en el libro “Internet para Dummies”. Si es que encima es roñoso el tío.

Lo que cabría esperar ahora (y eso es lo único que vamos a sacar, la espera, ya lo veréis) sería un comunicado de esa sin par Asociación de la Prensa Deportiva de Sevilla, pues es a uno de los suyos al que están amenazando. En igualdad de condiciones con lo ocurrido el verano pasado, para con este caso ya van tarde. También sería de esperar que su presidente actual, Javier Franco González, no equivoque los parámetros directivos de su Asociación con el significado histórico de su primer apellido. Como tampoco espero que el tema que nos ocupa le dé tanto pavor a esta Asociación como el que tuvo que sentir en el Caso Filesa un antiguo Presidente de Gobierno que tenía como primer apellido el segundo de este tal Javier Franco.

El tiempo pone a cada uno en su lugar, y el tiempo de “uno” se está agotando segundo a segundo.