Patéticos 2 - Toreros 1

No ha demostrado nadie hasta ahora en lo que llevamos de Liga que sea mejor que el Sevilla FC.

Ni con nueve jugadores, nueve guerreros sin antifaz, han sido capaces los chicos de las portadas del Marca y del As de demostrar que son mejores que los nuestros. ¿Que nos han ganado? No, que va, no nos han ganado, se han llevado los puntos, que es muy diferente, para satisfacción de una afición local que no sé de donde se sacan que es la mejor afición de España… tal vez confundan la frustración con la grandeza.

Pero no han sido ni los eternamente sobrevalorados chicos de los madriles ni la frustrada afición del graderío los que le han robado los puntos al Sevilla FC.

Cuando se le dan poderes a un pobre hombre, lo más normal es que se exceda en su cargo. Si un don nadie se ve con fuerza suficiente como para alterar a su antojo el curso normal de las cosas, lo más normal es que haga lo que no debe. Y si encima de tener un poder que no se merece es un cagón, el análisis psíquico del elemento lo tenemos a huevo. En esta vida es más fácil ser sinvergüenza que honrado, pero hay que tener la testiculina suficiente para tirar por el camino largo.

Los jugadores del Sevilla FC han estado toreros, de principio a fin, pero como los toreros buenos, los de verdad, los que buscan el cuerpo a cuerpo con el animal, los que dan pases de ensueño sin moverse del sitio, los que se tiran encima del toro para meter el estoque hasta la bola. Pero lo que no entraba en los planes de hoy era tener que enfrentarse a un sobrero, negro y bragado. Entre envite y envite, cornada al alma. Pero los toreros están hechos de una pasta especial y, a no ser que no se puedan mover, se recomponen como pueden y van a terminar la faena como sea. Y un capotazo, y otro, y otro, hasta que el toro propina una segunda cornada, esta vez a la femoral. Pero ahí hay mucho torero y con un pañuelo fuertemente atado a la herida, sigue dando pases como puede, sabiéndose herido gravemente, deseando coger la espada para entrar a matar e irse a la enfermería. Pero no, esta vez no se pudo culminar la faena y lo sacaron del ruedo antes de tiempo.

Cosas de la vida, unas veces se puede y otras no. Ahora, a recuperarse de las heridas, que la semana que viene hay otra corrida. Afortunadamente no hay secuelas psíquicas. Este tipo de cornadas, cuando se sabe que lo has dado todo para cortar orejas y rabo, no dejan mella.

¿El toro se preguntan?... indultado señores, indultado…