Benditos problemas

Tiempo llevo queriendo expresarme sobre todo aquello que ha provocado en el sevillismo distintos ánimos y opiniones. Hasta ahora no lo he hecho porque siempre he pensado que lo último que nos queda a los disconformes es el derecho al pataleo, pero parece que la crítica a las decisiones del Consejo de Administración del Sevilla FC se ha convertido en deporte popular para una minoría.

Ningún problema para ver la Final de Copa de la UEFA que se disputó en Eindhoven. Las entradas se las llevan los números más bajos y se acabó lo que se daba. Fue lo más lógico y razonable. Los que más tiempo ininterrumpido llevaban sacando el carné de socio tendrían su entrada. Punto y aparte era ver cómo algunos de esos “incondicionales” revendían una entrada que para muchos otros era un trozo de su corazón sevillista, pero de eso no tenía culpa alguna el Sevilla FC ¿no es así?

La polémica surgió con el reparto de las entradas para ver la Final de la Supercopa de Europa a disputar en Mónaco. Los que se quedaron a las puertas del cielo en la experiencia anterior reclamaban para sí esas 4500 entradas de las que dispone el Sevilla FC para sus aficionados y que dan el derecho a asistir al Estadio Luis II de la capital monegasca. Me parece perfecta la reclamación, pero es que, condicionamientos personales aparte que haberlos hailos, ¿no tienen derecho a repetir aquellos que se han mantenido año tras año, con más o menos vicisitudes, al pie del cañón? ¿Es que acaso el Sevilla FC tiene la culpa que la UEFA sea un organismo que sólo atiende a razones económicas y se vende al mejor postor para aceptar como sedes a estadios en los que entran “cuatro gatos”? No se puede mantener contenta a toda una masa social de cerca de 40.000 personas, cada una de ellas de su padre y de su madre. Cualquier decisión que se tome, en este o en cualquier otro caso, tendrá a sus defensores y sus detractores, pero señores, pensemos fríamente, que con nuestras quejas, más o menos razonables, lo que estamos haciendo es dañar la imagen del club que nos une a todos en los sentimientos por el “simple pecado” de haber ganado un trofeo internacional, un trofeo europeo, la Copa de la UEFA.

Pero ahora un poco más de leña al fuego. Ya lo que faltaba; éramos pocos y parió la abuela. La pelea actual ya no compete a los abonados al club, ahora trasciende fronteras. Algunos sevillistas no abonados al Sevilla FC ponen el grito en el cielo porque ver la Copa de la UEFA les va a costar 10 euros. Ahora hay que leer pamplinas del tipo “¿es que yo soy menos sevillista que uno con carné?” Por supuesto que no se es más ni menos sevillista por tener o no un carné que te dé el derecho de acceso al estadio en día de partido, ni mucho menos, pero yo le preguntaría a estas personas que ¿por qué no se quejan públicamente de que a los abonados al Sevilla FC le hagan un descuento del 20% en las tiendas del club? ¿Por qué no se quejan públicamente de que los partidos de Copa del Rey y los de UEFA CUP les cuesten más barato a los abonados que a un sevillista de calle? ¿Por qué no se quejan públicamente de que a ellos no les mandan la revista Sevilla Football Club a casa gratuitamente en cada edición? ¿Por qué no se quejan públicamente de que no recibieron el pasado 14 de Octubre una bandera del centenario en su buzón? Razones tienen para ello por la misma regla de tres ¿no es así?. Por otro lado, venga vale, que todo el mundo entre gratis, que ya leeríamos y oiríamos a todos y cada uno de aquellos que lo pasaron mal en una cola interminable, que no se les dejó tiempo ni para hacerse una foto al lado de la Copa por las prisas, etc…

Cualquier afiliación cuesta un dinero y conlleva unos privilegios. Eso no lo ha inventado el Sevilla FC, existe desde siempre.

Y todo por haber ganado la Copa de la UEFA.

Como dijo Trillo, “manda huevos…”