Lecciones del sevillismo a la demagogia

Navegando por la página web de DeporteSevilla.com, en su sección de Opinión, me encuentro el siguiente artículo, con fecha 26/11/2005:

¿LECCIONES? ¿DE QUIEN? ¿PARA QUIEN?

Yo creía que después de 98 años de historia cumplidos el pasado 12 de Septiembre, nadie pretendería darle lecciones de sevillanía a un equipo, el Real Betis Balompié, que ha paseado y defendido tal condición por España y Europa al menos tan dignamente como cualquiera. Yo creía que los certificados de pureza, en este caso de sevillanía, eran propios de otras épocas, regímenes o regiones. Yo creía que un sentimiento profesado por tantísimos sevillanos merecía al menos que nadie cayese en la infantilidad de pretender que la sevillanía estaba en el nombre, y no en los corazones.

Y, puestos a sacar nombres, creía que era suficiente con haber nacido como Sevilla Balompié y llevar el nombre milenario de nuestro río. Pues bien, me equivocaba.

Yo creía que los logros obtenidos por el Real Betis Balompié en estos 30 años de democracia (tres finales, dos títulos, dos cuartos puestos y un tercero, dos participaciones en la UEFA, dos en la Recopa y una en la Champions League), que esos logros, digo, eran cuando menos merecedores de un cierto respeto basado en la prudencia. Me refiero a prudencia a la hora de proclamar ampulosamente la condición de "mejor equipo de Andalucía". ¿Han oído ustedes a algún directivo del Arenas de Getxo decir que es mejor equipo que el Villarreal, en base a su palmarés histórico -una Copa y tres subcampeonatos de Copa- y no a su realidad reciente? No, ¿verdad? Pues a esa prudencia me refiero. Creía, considerando que ningún equipo andaluz en estos 30 años había igualado ninguno de los logros mencionados (solo el Recre, con una final), que el Real Betis se había ganado al menos el beneficio de la duda a la hora de efectuar esas proclamaciones. Pues bien, me equivocaba otra vez.

Yo creía que estaba comúnmente aceptado que el señorío y la educación eran cualidades que se ostentaban individualmente. Creía que las teorías sobre razas superiores habían terminado en 1945, y que difícilmente podía hablarse de cualidades o defectos colectivos, y menos aún que las mismas calificasen automáticamente ora como señor, ora como "chusma", a vecinos de una misma ciudad, un mismo barrio o incluso una misma casa. Puestos a creer, creía que todo el mundo creía lo que me enseñó mi padre: Que el señorío nacía de la humildad, que la clase nacía de la honradez y que la educación no siempre andaba de la mano con la cultura o el saber hablar. Pues bien, otra vez me equivocaba.

Yo creía que quienes habían formado una auténtica marea verde hace seis meses en Madrid, que quienes habían tomado las calles de Sevilla durante tres días y la Plaza Nueva durante varias noches, que quienes se habían reunido en número de 55.000 personas en su estadio el día 13 de Septiembre, que quienes en igual número habían impresionado a Europa el día de Todos Los Santos, con unas gradas atronadoras cubiertas de verde, que quienes habían batido records con 2.200 corazones en el mítico Anfield Road, yo creía digo, que esos se habían ganado al menos un cierto respeto como afición. Creía que cuando menos merecían que nadie pretendiese ser ni mejor ni peor que ellos.

Y si no se lo habían ganado con eso, creía que se lo habían ganado nuestros predecesores, sobreviviendo a 18 años lejos de la Primera División, 7 de ellos en Tercera. Creía que el "Manque Pierda" se merecía un respeto. De nuevo me equivocaba.

Me equivocaba.

Me equivocaba, y bien que lo he podido comprobar en los últimos meses y especialmente en los últimos días. Me equivocaba al pensar que nadie pretendería darle lecciones de sevillanía al Betis, ni clases de señorío a los béticos. Me equivocaba al prever que no se seguiría con la cantinela bizantina del "mejor equipo de Andalucía". Y me equivocaba al creer que nadie pretendería dar clases de fidelidad a unos colores a quienes gritan "Manque pierda" y ven a su equipo Campeón "aunque el último estuviera".

Me equivocaba porque me encuentro "maestros" que al parecer quieren impartirnos esas lecciones. "Maestros" que parecen creerse más sevillanos que yo, aunque nací en las Cinco Llagas. "Maestros" que siguen desempolvando viejos periódicos y documentales en sepia para esgrimir su presunta supremacía, al tiempo que intentan atribuir los logros presentes de mi equipo a la suerte o incluso, en una delirante pirueta, a sus demeritos. Mal camino ese de cuestionar los logros del vecino en una ciudad tan escasa de ellos, y peor camino el hacerlo con desconocimiento de la historia propia. "Maestros" que pretenden darnos lecciones de señorío haciendo chistes homófobos de mal gusto, dedicando calificativos de todo tipo a una abuela por no ser precisamente licenciada en derecho, justificando insultos y modos de matón de discoteca o generalizando epítetos sobre toda una afición.

"Maestros" que, desde atalayas radiofónicas, páginas de opinión, foros y bitácoras, condenan la violencia cuando a ellos o a los suyos les afecta, pero que ponen el punto de mira sobre otros. "Maestros" que,pretenden darme lecciones de sentimientos, como si los sentimientos fueran medibles, o de vivencias, cuando he tenido la inmensa fortuna de haber vivido en carne propia no una, sino varias noches mágicas, que ellos no han vivido nunca salvo que peinen canas. "Maestros" que intentan atribuirlo todo a un mal perder, como si en estos seis meses hubieran dado muestras de saber perder o en estos días de saber ganar.

Yo, como no soy maestro, no doy lecciones. Ni lo pretendo. Repasen las líneas. Verán que no proclamo a mi Betis más sevillano que nadie, ni lo proclamo el "mejor equipo de Andalucía", ni considero el señorío y la educación cualidades exclusivas del beticismo, ni pretendo que los béticos sean los únicos que quieren a su equipo. No doy lecciones. Pero igual que no las doy, tampoco las quiero. Y menos cuando se evidencia tras muchas de ellas un indisimulado rencor, una mal llevada envidia, un inexplicable desprecio y, sobre todo, ansias de revancha.

Creo que sería más conveniente para todos, para la convivencia, para la racionalidad, que cada uno disfrutase de su sentimiento sin pretender dar lecciones o mirar por encima del hombro. Lo creo sinceramente. No obstante, si los "Maestros" antedichos pretenden seguir dándome lecciones de algo, les ruego que se ahorren la molestia. Aunque francamente, más que rogarles, lo que me pide el cuerpo es señalarles exactamente el lugar al que pueden destinar las mismas. Jean Valjean

Tanta pregunta y tanta reivindicación me hicieron en ese momento aclararle a este señor varios puntos de su artículo. La respuesta oportuna fue la que sigue, tambien publicada en la misma página web con fecha de 28/11/2005:

Lecciones del sevillismo para olvidadizos

El pasado es ese espacio de tiempo vivido que ya no volveremos a vivir, y el presente es ese que nos da la oportunidad de elegir con que recuerdos del pasado nos quedamos. Parece que hay personas con muchas ganas de ocultar el pasado; y el pasado es inalterable.

Ahora parece que duele que llevemos el nombre de la ciudad en la que vivimos ¿verdad señor Valjean?. No se puede pedir un certificado de pureza, un pedigree, cuando la camada viene de un cruce de razas. No se puede reclamar el honor de llevar la sevillanía por el mundo cuando ninguno de los suyos, aficionados o equipo (le reto a demostrarme lo contrario) lleva nunca encima una bandera de "su" ciudad.

Sujetándose a los últimos 30 años de historia, es decir, aferrándose a la democracia, pide el señor Valjean respeto para su equipo. "Querido", ese respeto lo esperó su equipo de vosotros mismos, sus seguidores, el día que llegó un solo hombre de toda una ciudad a hacerse cargo de él porque se moría sin remedio. A partir de este punto, le ruego no vuelva a pedir respeto al sevillismo.

Con respecto al señorio y la educación, está sobradamente demostrada la que tienen unos y otros dirigentes. ¿Ha oido alguien alguna vez a un dirigente sevillista criticar la vida privada de otro del club contrario?. Si quiere, señor Valjean, tiramos de hemeroteca, pero no creo que le interese. Y por cierto, en todo patio de vecinos existen los que saben convivir y los que practican el marujeo, y en este patio irrepetible llamado Sevilla, vuestos dirigentes se han alineado del lado "oscuro".

Duele escuchar eso de "EL MEJOR EQUIPO DE ANDALUCIA" ¿verdad?. Le vuelvo a retar a que me demuestre lo contrario. No sea mas demagogo de lo que hasta ahora ha demostrado ser. Y por cierto, si no vuelve a pedir que no le den clases de fidelidad, le prometo que no le recordaré mas porqué Lopera es el dueño del club que tanto amor tiene de sus aficionados. Porque, no es por molestar, pero el Sevilla FC pertenece a los sevillistas. A los sevillistas como mi compadre, José Manuel Fernández Ramos, que en el año 92 se quedó sin carnet de tarde de la Expo por preferir comprar una acción de su equipo. Eso es querer a un club, señor Valjean.

Parece que no le gustan los diarios ni los documentales en sepia. Claro, ahora entiendo que tal vez sea por eso por lo que se le cambió el nombre al estadio de su club.

No me diga que usted es sevillano porque nació en las Cinco Llagas. Yo conozco sevillanos que nacieron detrás del charco y mas allá de los Pirineos que proclaman su condición sevillana a los cuatro vientos. Todavia espero escuchar algún cántico que contenga la palabra Sevilla, para bien, en su estadio. Uno es de donde pace, no de donde nace. Pero claro, eso lo sabrá usted a ciencia cierta, que se lleva todo el dia paciendo. Por cierto, que me imagino que las delirantes piruetas a las que hace referencia serán las que hacen los que mandan en su club para disimular los 10 últimos años de historia de los derbis sevillanos ¿verdad?. A lo mejor eso tambien está en sepia y no vale.

No nos de lecciones de como ganar o ¿perder?, que ya sabemos como lo haceis ustedes y no nos gusta, la verdad, ni la una ni la otra manera. Tampoco hace falta que nos enseñe que es una noche mágica, que los del Pizjuán somos autodidactas y aprendemos solitos a montarnos una movida tan grande que saca de sus casillas a gente como usted.

"...No doy lecciones. Pero igual que no las doy, tampoco las quiero. Y menos cuando se evidencia tras muchas de ellas un indisimulado rencor, una mal llevada envidia, un inexplicable desprecio y, sobre todo, ansias de revancha"... Esta frase suya me hace pensar que en el fondo, usted es sevillista señor mio. Es mas, con su permiso, la hago mia en este mismo instante.

Y una última sugerencia... No sea usted habitual de emisoras de radio ni páginas web que no promulgan con sus sentimientos deportivos, pues todo lo que puede encontrar en ellas son personas orgullosas de ser lo que son, SEVILLISTAS, y que tienen el placer de gritarlo a diario desde la atalaya que le fabricamos las 200.000 personas que estamos para escucharlos y apoyarlos. Por cierto, que no me salen las cuentas. Si el sevillismo es el 20% de la ciudad a la que representamos por el mundo entero, y teniendo en cuenta que no todo el sevillismo sigue los medios de comunicación sevillistas, me sale que somos algunos mas...

Lo que mas pena me da, es haber perdido el tiempo en este comentario, porque en el momento que le de a "Enviar" al Outlook, ya será pasado todo lo escrito, y el pasado parece que no vale para nada... Fco José Carrasco

Tras esta respuesta, en la misma página web es publicado otro artículo de este señor, que termina de la siguiente manera...

PD: Una vez leidas las réplicas que en estas mismas páginas ha suscitado la Opinión "¿Lecciones? ¿De quién? ¿Para quién?", me gustaría remitir a quien desee un intercambio enriquecedor de opiniones al Foro de Deporte Sevilla.

En caso de que no acepten la invitación, solo puedo remitirles al último párrafo de aquel escrito. JEAN VALJEAN

En la primera respuesta me cogió el cuerpo de aquella manera. Es decir, tras las escapadas hacia adelante de técnicos y jugadores del tercer equipo de la ciudad, falsas acusaciones, patada cobarde a un tobillo (a la misma altura a la que se encuentra la verguenza y el señorio de ese entrenador, violento reincidente por otra parte), con demostración de hombría por parte de un lisiado deportivo (compárece el tiempo que ha jugado en los últimos años y el que ha estado lesionado) al querer agredir a una chica y, para terminar, con demostración de amplitud léxica del estandarte del beticismo (ese tal Joaquín que va a tener que ver el Mundial ´06 de Alemania por televisión).

Por todo ello se originó la primera respuesta.

Pero a la siguiente invitación no voy a entrar al trapo. No lo haré por varios motivos. No quiero que este tipo encuentre material para estar escribiendo de todo menos de la realidad de su club. Una realidad que situa a su equipo penúltimo en la tabla. Vamos, que ni doblando la clasificación por la mitad se ponen por encima del Sevilla FC.

Y tampoco tengo ganas de entrar a debatir con un tipo que firma con un apodo, un nick.

Por cierto, que Jean Valjean es un personaje de la mítica novela de Victor Hugo "Los Miserables". Cada uno busca los apodos donde quiere ¿no?, pero hay casos en los que es evidente el porque de las cosas.

Un tipo que no se atreve a dar su nombre real. Algo tendrá que esconder.